Intersindical CÁNTABRA
Las movilizaciones habidas el pasado fin de semana pueden llamarnos a engaño. Es cierto que mucha gente ha sentido la necesidad de mostrar su rechazo a las medidas que está adoptando el Gobierno. Pero no es menos cierto que la mayoría de esas medidas ya estaban puestas en marcha por el anterior, aunque no pareciesen tan agresivas.
También es cierto que el PP se ha envalentonado, a la vista del apoyo que ha recibido en las últimas elecciones y, sobre todo, viendo la actitud de los sindicatos UGT y CCOO. Estos sindicatos le han dejado la Reforma Laboral casi hecha al Gobierno, con los acuerdos a que acaban de llegar con la patronal, y que no se reducen a la moderación salarial, sino que dichos acuerdos incluyen otros muchos aspectos que el Gobierno ha incorporado a su Reforma y que son muy negativos.
Lo que hoy ocurre con el paro no es una sorpresa. Es la consecuencia de las anteriores reformas, la mayoría pactadas por los sindicatos. Es la consecuencia de haber permitido un aumento escandaloso de la precariedad y la consiguiente pérdida de derechos laborales y condiciones de trabajo. Esta reforma laboral lo que hace es trasladar a ley lo que en la práctica ha ido consiguiendo la patronal.
Es necesario darle vuelta a la situación, con propuestas diferentes y que, a la vez, que puedan ilusionar, que cambien la apatía y la desmovilización por el coraje y la participación. Nos va la vida en ello. Estar sólo contra esta Reforma no soluciona el problema del paro, y es desde la realidad misma desde donde debemos partir para hacer propuestas y actuar.
- Los salarios han perdido en los últimos 8 años más de cinco puntos en el reparto de la tarta del PIB. Sencillamente más de sesenta mil millones de euros pasan, cada año, de manos de los trabajadores a las manos del capital. Haya crisis o no. La reforma laboral, con la aprobación del despido libre, garantiza el trasvase de decenas de miles de millones de euros del activo de los trabajadores al de las empresas.
- Es posible crear empleo en las actuales condiciones?. Hace diez años la clase obrera reivindicó la jornada de 35 horas semanales, cuando íbamos bien. Ahora es el momento de exigir esa jornada como forma de reparto del trabajo y conseguir la creación de más de dos millones de puestos de trabajo de manera automática. Y todo ello, sin que nos bajen los salarios.
El retroceso del PIB en el estado ha sido de 3 puntos, aproximadamente en los últimos 4 años y, sin embargo, el paro ha aumentado en un 14 % Ello quiere decir que se produce sólo un 3% menos cuando la mano de obra se ha reducido en un 14%. Alguien se está quedando con esos salarios, alguien está teniendo superbeneficios. Y es ahí donde tenemos que obligar a los gobiernos a meter mano. Los fondos para reflotar empresas y dotar de créditos a las pymes han de salir de los beneficios empresariales, de los que defraudan a Hacienda y de los que llevan sus dineros a paraísos fiscales..
Hay otra salida a esta crisis, y no tenemos por qué aceptar como verdades inmutables unas teorías económicas cuyo objetivo es seguir beneficiando a unos pocos, a los de siempre. El reparto del trabajo es, además de saludable, un acto de justicia social y una exigencia constitucional. No basta con oponerse a esta reforma. No tenemos por qué aceptar la situación anterior a ella de precariedad, paro y exclusión social. No tenemos por qué aceptar el insultante aumento de los beneficios empresariales. No tenemos por qué aceptar esta reforma ni las anteriores firmadas por UGT y CCOO, que son la base de lo impuesto por el PP y que nunca tuvieron la intención real de acabar con el paro y la precariedad. ¡Rechacémoslas! Si es preciso, confrontando, ya que el Gobierno no parece dispuesto a rectificar.
¡Concéntrate, con la Intersindical Cántabra , en Torrelavega, en la Plaza Mayor , el sábado día 25, a las 12 horas!
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